domingo, 12 de diciembre de 2010

Rafael Canogar en galería Nuevoarte




RAFAEL CANOGAR, el artista es pura evolución
por María Regina Pérez Castillo

He tenido la oportunidad de conocer a Canogar, aunque yo prefiero decir que he conocido a “ los
Canogar”. No estoy hablando de una estirpe de mafiosos ni mucho menos. Hablo de la pura
evolución artística de nuestro tiempo. Hablo del compromiso social, del gestualismo y de la
liberación del mismo. Hablo de Rafael Canogar.
Sevilla tiene la gran suerte de presentar en fechas similares ( entre Noviembre y Diciembre de 2010)
dos exposiciones esenciales: la Colección Martínez Guerricabeitia en la sala de exposiciones Santa
Inés y “La Recuperación del espacio pictórico” en la galería Nuevoarte. En ambos lugares encontré
a Rafael.
Canogar no es un artista quieto, inmóvil o fiel a un mismo estilo. Se nos presenta más bien como
un hombre de nuestro tiempo, ágil y lleno de posibilidades: puede rodearse de miles de personas y
comprometerse con ellas, con sus penurias y sus problemas. Puede desaparecer del mundo y ser
solo artista. Esas son las dos caras que yo he conocido.
En la Galería Nuevoarte encontramos al genio individual. Una pintura libre de cualquier tipo de
gestualismo. En este sentido Canogar puede recordarnos a la color-field painting de Barnett
Newman pero la pintura del español es mucho más profunda. Contrapone las tintas planas y las
superficies arañadas haciéndonos ver la importancia de lo matérico. Quizá lo más interesante sean
esas superficies arañadas porque son espacios estratificados. La superficie es rascada, entonces
surgen bajo esos rasguños colores nuevos que no conocíamos. Se vuelve a arañar y de nuevo
encontramos la sorpresa. Bajo un color se esconde otro, y otro, y otro. Los colores parecen nacer
desde el lienzo superponiéndose en finas capas de pintura. El artista establece casi un “juego
arqueológico” porque nuestros ojos empiezan a buscar el origen de esos colores, el blanco del
lienzo.
Accidentalmente encontramos alguna mancha parecida a las de Clyfford Still pero esa es su última
intención porque Rafael se deshace de cualquier tipo de gestualismo. El artista está entendiendo la
pintura como una entidad en sí misma, la está liberando de cualquier tipo de sentimiento, de
personalidad humana pero ¡Cuidado! esto no es Minimalismo.
La obra es muy atractiva, en muchas ocasiones es capaz de introducir al espectador en un espacio
ficticio. Podemos pensar en la obra de Rothko pero Rafael no busca la religiosidad o la
espiritualidad, no intenta llevar al espectador al Nirvana poniéndolo ante su obra. Su finalidad es
más humana y no tan divina.
En la Colección Martínez Guerricabeitia conviven diversos lenguajes artísticos: informalismo,
nueva figuración española, realismo crítico, pop,... pero todas las obras allí expuestas son de una
clara vocación social y posicionamiento político. No podemos olvidar que Rafael Canogar fue
cofundador del grupo El Paso y al igual que sus colegas fue utilizado por el franquismo. No siempre
ha podido expresarse con libertad y esto hace que el autor tenga una conciencia de grupo o
conciencia social. Esta conciencia parece algo común en los artistas que vivieron esta época porque
no solo encontramos esto en el Grupo el Paso, también observamos esta preocupación en grupos
pop como el Equipo Crónica y por supuesto en el Equipo Realidad.
Aquí, Rafael presenta un lenguaje figurativo. Si quiere mostrarnos la represión policial utiliza la
espalda de un policía con una porra en las manos; si quiere mostrarnos la violencia de la guerra
utiliza la silueta de un soldado combinándola con tintas rojas; la desesperación de un pueblo habla
mediante una mujer que grita.
Estamos hablando de un lenguaje mucho más sencillo ya que debe ser entendido por cualquier
persona. Aquí prima la denuncia social frente a lo puramente artístico.
Esto nos hace ver la versatilidad del artista que consiste en esa facilidad de relación entre finalidad
de la obra y lenguaje de esta. En este sentido Canogar es maestro porque sabe qué hay que utilizar
en cada momento para expresar lo que quiere.
Mi última reflexión va dirigida hacia un comentario realizado por Juana Aizpuru, la famosa
galerista española, en el que explicaba que el artista actual no conocía lo que era el trabajo en grupo,
en equipo, porque se había convertido en un animal solitario, trotamundos y extravagante. Rafael
Canogar puede permitirse ser así ahora con la escusa de recuperar su espacio pictórico. En su
momento ya conoció el compañerismo en el trabajo, la fuerza del arte como arma social y la
injusticia de la censura.
Domingo, 14 de Noviembre de 2010

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