domingo, 9 de enero de 2011

Hoy mejor que ayer

Hoy, mejor que Ayer
Exposición “Hoy y Ayer” de Gerardo Delgado. Instituto de América de Santa Fe ( Granada)
por María Regina Pérez Castillo


Una tarde entera o una mañana completa necesitas para enfrentarte a la obra de Gerardo Delgado. Solo el tiempo nos acerca a la verdadera intención de éste, un autor obsesionado con la comunicación y la inteligibilidad de su obra. Para ello es fundamental la simplificación de las formas, la brevedad del mensaje y por supuesto, la interacción del espectador. El autor exige tiempo, el tiempo del espectador y reclama activamente que éste se acerque a su obra, experimente con ella y juegue para que su mensaje se transmita con total éxito. Pero la obra escapa a un único significado y una vez “parida” se convierte en vida independiente que necesita al espectador, ansía la experiencia subjetiva de éste para sustentarse y en consecuencia se plaga de múltiples significados. Es inútil atenerse o encorsetarse al problema comunicativo que plantea el artista.

Algo de la obra del Ayer tiene la de Hoy. El recorrido expositivo se despliega como un paseo por las obras del pasado ( en las que el artista plasma la preocupación por el mensaje) y por las del presente. De las actuales destacamos una cuantas: Danza Informática I, Danza Informática II, Borrando Huellas I, Borrando Huellas II y Charca de Anguilas. En este proyecto han trabajado codo con codo Gerardo Delgado y Gonzalo Rueda. El resultado ha sido un conjunto de videos que se visionan en un pequeño monitor consecutivamente.
Para aproximarnos a esta obra, video arte o como queramos denominarla es necesario volver al inicio de este ensayo: el tiempo. El movimiento incesante y caótico de estos videos provoca en el espectador un estrabismo que cree tener solución en la búsqueda continua de un patrón de movimiento. Para ello se requiere paciencia y tiempo.
Llega el punto en el ojo se pierde entre tanto movimiento y el video se convierte en un auténtico mantra, un espacio para la reflexión y la meditación. Exagerando términos podríamos hablar del paso que precede al Nirvana pero obviamente estos videos no consiguen llegar tan alto. Sí se aproximan al vaciado de la mente y la relajación. Para entender mejor esta dimensión haré referencia al jardín japonés, actualmente más conocido como jardín zen. En este espacio artificial nuestra mirada se diluye en las siluetas de las rocas, los rastros en la arena y el contraste armonioso de colores. Se persigue un estado de paz, tranquilidad y armonía en el espectador.
Lo mántrico también se puede situar en la infinitud de estas formas incesantes ya que no paran de morir para nacer al instante. Llegados a este término me parece adecuado reflexionar sobre un término fundamental que es la Pintura Infinita. La Pintura Infinita fue un aspecto muy desarrollado por los expresionistas abstractos norteamericanos. Cuando ya se ha perdido un punto referencial en la obra (algo vital para la pintura del Renacimiento, Barroco,...) surge la infinitud. Podríamos tomar cualquier parte del lienzo y reconvertirlo en una obra propia, con identidad individual. Un ejemplo muy claro de pintura infinita es la producción más madura de Jackson Pollock. Algo de infinito tienen las líneas de estos videos que se van dibujando y desdibujando aleatoriamente, sin un centro de atención, todo es igual.
En última lugar me gustaría destacar el mensaje individual que se ha revelado en tres de estos cinco videos:

Danza Informática II
Las líneas de colores que se encuentran y se desencuentran recuerdan fuertemente a los encuentros fortuitos entre personas. Las relaciones interpersonales hoy día se definen por la levedad y fragilidad de la amistad, lo fútil en el amor y el cambio continuo de información entre unos y otros. Recuerda en cierto modo a las plazas de Giacometti, esos espacios en los que las miradas no se encuentran. En el cine hay también un poco de esto, historias en las que se relatan vidas paralelas que están destinadas a enlazarse en un bar o una oficina, en este punto se encuentran y se deshacen con gran rapidez. Éste es el género que Quentin Tarantino escogió para una de sus películas más exitosas, Pull Fiction.

Borrando Huellas I
En este caso las lineas de colores se unen en una sola y sus tonos se mezclan, pero posteriormente su unión produce la destrucción de la línea. Se plantea aquí la imposible coexistencia de dos mundos, la competitividad de dos seres puede producir la aniquilación de ambos. La referencia literaria más cercana la encontramos en la historia mitológica de Eteocles y Polinice, hermanos gemelos, hijos de Edipo y de Yocasta. Su padre, al abandonar el trono, estableció que reinaría uno cada año, pero Eteocles no cumplió el mandato. Polinice se retiró a Argos y organizó una expedición conocida con el nombre de los Siete Valientes. Los dos hermanos, que ya se habían batido en el seno de la madre, se mataron en fiero combate. Después de haber sido colocados sus cuerpos en la hoguera, la llama se dividió en dos: ni la muerte pudo extinguir su rencor.

Borrando Huellas II
Las pequeñas líneas de colores se van entremezclando formando pequeños círculos, entonces se empiezan a oscurecer y finalmente desaparecen. Podemos interpretar ese video de dos formas diferentes:
  • Como el borrado de las huellas que el ser humano intenta al menos una vez en su vida cuando el pasado le resulta doloroso o erróneo. Es pulsar el botón de “Reset” en un ordenador, el empezar desde cero cuando algo ha ido mal.
  • Como un proceso vital en el que el paso del tiempo oscurece las cosas, las deteriora y finalmente mueren. Estamos hablando de la misma idea que plasmó Tapies en su Colchón, la vida son huellas que han quedado dibujadas en la materia del colchón.

Conclusión Final:
Parece que el proceso comunicativo que procuraba Delgado se ha producido, quizá no como él quería pero sin duda alguna ha sido exitoso. Cuando la obra es sugerente por sí misma se escapa de las intencionalidades del artista. Posiblemente el error es el intento de que el mensaje sea único y contundente, que no exista fallo en la comunicación. Los mal llamados “fallos comunicativos” en el arte son los que dan lugar a interpretaciones interesantísimas que dan vida a las obras.

Sábado, 8 de Enero de 2011