jueves, 17 de noviembre de 2011

ELEGIR MI PAISAJE

       
                                                          ELEGIR MI PAISAJE

      Galería Mecánica (Sevilla) acoge la exposición colectiva Falso Paisaje hasta el 12 de Diciembre

                                                         Si pudiera elegir mi paisaje
                                                       de cosas memorables, mi paisaje
                                                             de otoño desolado,
                                                          elegiría, robaría esta calle
                                                        que es anterior a mí y a todos.
                                                                                     Elegir mi paisaje, Mario Benedetti.


Elegir el paisaje siempre ha sido una cuestión vital para el hombre, ya que en él reside parte de su
identidad. La búsqueda constante del medio perfecto nos ha conducido a la aceptación y respeto de
nuestro hábitat, sintiéndonos parte soluble de éste, o por el contrario, a la transformación y
desfiguración del mismo que ha engendrado Falsos Paisajes. Bajo este inquietante título Juan del
Junco, Gerardo Custance, José Ramón Ais y Mp & Mp Rosado se convierten en constructores de un
paisaje un tanto surrealista, donde reconocemos cuatro visiones procedentes de cuatro vivencias
distintas, siendo el procedimiento fotográfico el favorito en todos ellos.
Cuando Juan del Junco toma su cámara las cosas que creemos insignificantes se revisten de
dignidad y protagonismo. Su obra fotográfica es una secuencia de retratos de piedras, donde el uso
de primeros planos pone ante nuestros ojos las diferencias morfológicas existentes entre éstas.
Intencionadamente hablamos de “retrato” porque aquí la piedra es tan meritoria como la persona.
No nos encontramos ante un simple estudio de taxonomía mineral, las intenciones del artista
superan el ámbito documental para profundizar en la búsqueda de una identidad humana unida a la
naturaleza, algo que podemos observar en la evolución de su propia obra, la cual se aleja cada vez
más de un mundo superficial para adentrarse en las raíces de un pasado remanente. La fotografía es
para Juan, algo más que un medio artístico, es una forma de autoconocimiento. El respeto que siente
por el medio del que es amigo e intruso le hace devolver las piedras que tomó prestadas. Estas
fuertes convicciones éticas nos conducen a los ideales de Joseph Beuys, defensor de la reintegración
del hombre en la naturaleza como único medio de vida auténtico. Partiendo de un carácter más
observador que afectivo, Gerardo Custance presenta ante el público sus insólitos paisajes. La obra
de Custance busca incesantemente composiciones geométricas que extrañen al ojo, accionando el
disparador solo cuando todos los elementos que integran la imagen encuentran esa inusual
distribución. Pero la genialidad de su obra reside en las metáforas que construye. Utilizando la
técnica compositiva anteriormente citada, escoge escenarios completamente ordinarios, como por
ejemplo la plaza de un pueblo, y los convierte en territorios alienígenas donde tiempo y espacio se
han detenido por completo. El espectador experimenta extrañeza y se plantea la veracidad del
asunto. El falso paisaje siempre pretende la distorsión del discurso común, provocando cierta
inquietud y desasosiego. La obra de José Ramón Ais es ejemplar en este aspecto. Su trabajo está
basado en la famosa técnica cinematográfica y televisiva de inserción de croma, consistente en la
sustitución de un fondo (habitualmente verde o azul) por otro ficticio mediante un equipo
especializado. Las imágenes que construye son una conjunción de escenarios ficticios y elementos
reales que inserta delante de esos escenarios ( hierbas, flores,...). La naturaleza que representa Ais
tiene un fuerte sabor cinematográfico, consecuencia de la técnica utilizada, de manera que se
produce una conexión inmediata con el espectador, el cual reconoce e interpreta de inmediato esos
decorados fílmicos. La línea más independiente y libre de la muestra colectiva la protagonizan los
paisajes escondidos de los hermanos Mp & Mp Rosado. El uso de fundas que esconden objetos
simbólicos parece ser una constante en su producción.“Habitar como tránsito” ya manifestaba
abiertamente la poética de lo que no se ve pero se insinúa. En este caso, las fundas de piel con
cremallera son sajadas y mutiladas, perdiendo toda su funcionalidad y adquiriendo una nueva,
liberan un paisaje que se escondía en su interior y como consecuencia se convierten en marco
expositivo del mismo. Las vistas que nos ofrecen los artistas forman parte de nuestra cotidianidad,
han sido registradas en nuestra memoria pero tristemente nuestra costumbre las ha deteriorado. 

Al descubrirlos de esta original manera, recuperan su prestancia y brillantez, captando la atención de aquel que la había perdido. La mutación constante del paisaje ha desacralizado su figura y nos han permitido verlo desde otros puntos de vista. Las cuatro direcciones analizadas son una buena muestra del nuevo rumbo que ha tomado el medio humano y el propio individuo. Escarbando en la relación surrealista que vincula nuestro inconsciente con el medio, descubrimos el afecto o el aborrecimiento que experimentamos por él, es decir, nos descubrimos a nosotros mismos.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

EL VELO BLANCO

“Inquieta Calma”, la última obra de Cristina Garrido es acogida por AJG Contemporary Art Gallery (Sevilla)
         
                                                                                                                         por Regina Pérez Castillo

Ocultar sugiriendo. El buen velo silencia las formas de aquello que abraza. No entierra ni
esconde, insinúa, evoca y poetiza sobre la triste obviedad. Éstas son las cartas que juega Cristina
Garrido en su nuevo trabajo “Inquieta Calma”, un proyecto respaldado por AJG Contemporary Art
Gallery que partiendo del concepto de la desaparición, desarrolla diferentes líneas de investigación.


La intervención es fundamental en la producción de Cristina. Mediante esta controvertida acción, transforma el objeto consiguiendo el mensaje deseado, un mensaje de denuncia que pone en entredicho las operaciones comerciales que se producen en el mundo y sus nefastas consecuencias. ¿Qué ocurre cuando la obra de arte ha desaparecido? Esta es la incógnita que suscita la instalación “Velo de Invisibilidad”. Su medio de trabajo son las ordinarias postales que religiosamente se venden en las salidas de los museos. Mediante la pintura, interviene dichas imágenes y oculta el objeto artístico, integrándolo en el espacio circundante, pero no de forma total sino parcial, dejando un sutil halo que nos habla de algo que estuvo allí pero ahora se ha desvanecido. Cuando el objeto artístico ha desaparecido, su compra es sencillamente imposible, con lo cual suprime el interés económico que pueda suscitar la obra en sí o la mera firma del artista. Ya en 1961, Piero Manzoni estudiaba el poder de transformación que había adquirido la rúbrica del autor, la cual convierte (descaradamente en muchas ocasiones) el objeto común en obra de arte. Cristina
consigue plantear la problemática desde la delicadeza y la perspicacia de lo que se ha borrado. Por
otra parte, las grandes casas de subastas, museos y galerías incentivan esa “idolatría” a la autoría, la
procedencia de la obra, etcétera. En “Monte de Piedad” la intervención se produce en catálogos de
subastas de la famosa empresa Sotheby´s. El velo, que en este caso es papel blanco, silencia ciertos
datos del inventario que obsesionan al coleccionista, evidenciando la necedad del tinglado
especulativo.

El tremendo y defectuoso motor empresarial que hizo estallar la crisis económica en torno a 2008
fue dinamitando lenta e inexorablemente sus pequeños cimientos: los comercios. El principal síntoma de esta defunción se reflejaba en el “vendedor silencioso” o escaparate. Cristina, testigo de ello, toma su cámara fotográfica y retrata esos comercios que han tintado sus cristales con pintura blanca tras haber fracasado, entonces lo que fue vehículo principal de comunicación entre el producto y el cliente pierde su funcionalidad y solo esconde un espacio muerto. De nuevo, la pintura blanca, generando una nebulosa, actúa como el velo que disimula el abandono y la melancolía de un espacio disfuncional ( “Se Traspasa” ). Pero este tipo de espacios también pueden ser estudiados desde un punto de vista más lírico o poético, así lo demuestra la video creación “Nothing Will have Taken Place but the Place” , en la que diversas escenas cinematográficas de distintas épocas se suceden compartiendo de manera clara una misma característica: sus personajes se desenvuelven en espacios donde los objetos han sido cubiertos por grandes sábanas blancas, configurando así una escenografía fantasmagórica y misteriosa que nos conduce hacia lo yermo y congelado, donde la vida lucha por fluir bajo los albos tejidos. El mueble, en este caso, es el reflejo de la energía y la personalidad de sus dueños. Una creación artesanal, con historia y experiencias a sus espaldas, que debe ser protegida para que largas generaciones disfruten de ella. Evidentemente, el intento de protegerlo no es más que el deseo de frenar el tiempo para que no envejezca, y ese es el motivo por el cual el espacio en el que se encuentra se impregna de la inmovilización y el entumecimiento. La fuerza irónica surge cuando la artista, interviniendo unos panfletos de montaje de productos IKEA, dibuja con tinta correctora unas leves sábanas sobre la ilustración del mueble prefabricado, ¿de qué sirve conservar aquello que está hecho para morir?

El protagonismo en la obra de Cristina siempre recae sobre el velo. El velo como pintura que
invisibiliza, como papel que oculta información o como tela blanca. Un velo que produce la
desaparición, generando la intriga en el espectador por la insinuación de las formas que subyacen.
Digna de mencionar es la claridad y seguridad que la joven autora establece en todo momento,
persiguiendo la comprensión conceptual del término “desaparición” y desarrollando con gran
lucidez las ramificaciones que parten de éste.

viernes, 28 de octubre de 2011

ESTAMPA 2011, del Blanco al Negro


IFEMA acoge la feria de arte contemporáneo múltiple “Estampa”, en la que artistas consagrados y
nóveles configuran una muestra heterogénea marcada por el carácter propio e individual de cada
autor.
Del objeto al concepto, de la pintura a la instalación, de la forma a la informa. Esta es la dispar carta
de presentación de la feria de arte múltiple Estampa 2011, una pequeña muestra de las últimas
creaciones artísticas nacionales e internacionales y una atractiva propuesta dirigida a coleccionistas,
aficionados y profesionales del arte.
Las más importantes casas de arte de toda España y el extranjero han participado con energía e
ilusión en este proyecto dirigido por José María de Francisco Guinea, apostando por sus autores
favoritos, a los cuales promueven y acogen durante todo el año a tiempo completo. Esta muestra no
es más que un diminuto ejemplo de la importante labor que llevan a cabo las galerías de arte, siendo
las principales promotoras de las creaciones contemporáneas y haciendo crecer a jovencísimos
artistas que aún no han sido considerados por instituciones de mayor envergadura. Los galeristas
españoles se han plantado con valentía y fuerza frente a los contrariedades económicas y anímicas de nuestros días, manteniendo su nivel de trabajo y apostando por un arte con esencia. De esta forma y como ya había ocurrido en año anteriores, el público ha podido disfrutar de un alto nivel artístico y expositivo. Además Estampa 2011 intentando enriquecer la relación arte-espectador ha completado su programa con actividades de diversa índole como foros de debate, visitas guiadas y talleres para niños.
Una mención especial merece la sección Tentaciones, protagonizada por jóvenes autores que moviéndose en un ámbito muy actual ( video creaciones, instalaciones,...) han sabido reflejar el espíritu de una generación aún imberbe que trae consigo nuevos mensajes y nuevas formas de expresión.
¿Porqué Estampa entre el Blanco y el Negro? Porque las múltiples propuestas han oscilado entre las llamativas pelucas gigantes de Juan, por Dios! hasta la elegancia escultórica de Magdalena f. Merino. La comunicación que establecen con el espectador ambos autores es directa y sencilla pero de antagónica vibración. El joven almeriense Juan Belmonte ha desarrollado una reflexión propia que tiene origen en su estudio/laboratorio de peluquería Juan, por Dios!. Su trabajo establece dos direcciones: el pelo como identificación del individuo y el pelo como protector del mismo. La profundidad de su mensaje supera sin duda alguna la estética propuesta, que puede percibirse como efectista e impactante
a la par que banal y poco esencial. Debemos situarnos en un mundo desolado por la contaminación,
el humo no permite una inhalación corriente y las mascaras anti gas cubren los rostros de miles de personas. Cuando los rasgos humanos han desaparecido a causa de una acción constante
contra la naturaleza, el único identificador de la personalidad es el cabello. En otro terreno se mueven las pelucas gigantes con estructura de medusa madre que evocan por un lado la protección física propuesta por Louise Bourgeois en su araña gigante o “Mamá” y la protección conceptual propuesta por Joseph Beuys en “Silla con grasa”. Tampoco la obra de Magdalena F. Merino pasa desapercibida. Sus pequeñas figuras humanas de bronce y corte clásico se mantienen casi levitando gracias a los basamentos de hierro plenamente integrados en el movimiento. Su complexión es esbelta, atlética y ágil, toda ella puesta al servicio de un mensaje sin grandes pretensiones ni embrollos: el individuo que busca su identidad debe luchar refugiándose en sus recuerdos de infancia, buscando su libertad y persiguiendo sus sueños. La figura humana es la excusa que utiliza Magdalena para desarrollar un concepto universal y casi moralista. Además, destacamos el delicado y minucioso tratamiento de cada pieza que otorga a la obra en conjunto un resultado técnico depurado y elegante.
Entre el Blanco y el Negro encontramos una interesante gama de grises donde se leen los nombres
de Ricardo Calero, Martha Boto o Arnulf Rainer. Todos ellos establecen un estilo tan personal como
inalienable.
Estampa 2011 cierra sus puertas un año más manteniéndose como la segunda feria más importante
de arte contemporáneo en España y demostrando la solidez, profesionalidad y temple de galeristas,
artistas y organizadores.

sábado, 1 de octubre de 2011

Thank you for the music, Mika Taanila


THANK YOU FOR THE MUSIC - A FILM ABOUT MUZAK” de Mika Taanila

De la exposición “La Chanson”. Del 21 de Julio al 13 de Noviembre de 2011. CAAC ( Sevilla)

                                                                                                              Por Regina Pérez Castillo





A Mika Taanila le han bastado tres pequeños monitores de televisión, indiscutiblemente obsoletos, para hacernos reflexionar insinuando los siguientes interrogantes: ¿Qué escuchan ustedes?, ¿Cómo?, ¿Dónde? y ¿Cuándo ? “Thank you for the music- a film about Muzak”, es una video creación que medita acerca del espectacular auge que ha experimentado la música ambiental a partir de los años 30 y del poder encubierto que puede llegar a tener sobre el usuario, es decir, nosotros.

La exposición se compone de tres pequeñas pantallas televisivas con sus respectivos altavoces que en una vetusta calidad emiten diferentes historias con un hilo argumental común: “Muzak” o música ambiental. Esta nueva modalidad sonora nace en los años 30 como idea original de la empresa norteamericana Muzak Corporation, la cual diseñó uno de los productos más innovadores (en el campo de la psicología), sencillos (en el ámbito técnico) y efectivos (a nivel comercial) de los últimos tiempos. Hablamos de la famosa música ambiental o hilo musical que constantemente e involuntariamente escuchamos en cualquier lugar.
Los tres relatos de Taanila parten de dicha materia y se enfocan en tres campos diversos: el Muzak en el cine, el Muzak en el ocio y el Muzak como producto comercial. Parece que en estos tres entornos el producto ha fructificado con especial fuerza. El cine ha dejado en sus manos el cincuenta por ciento de su climax o apogeo y además ha vendido al cinéfilo la idea de que su vida merece tener una banda sonora. Por su parte, el mundo del ocio ha visto en el Muzak un increíble filón comercial convirtiendo la música en una potente arma de sugestión contra el consumidor, el cual puede estar avocado a moverse frenéticamente por una ristra interminable de comercios o por el contrario, pasar toda la tarde clavado en el sillón de un café.
Se despliegan de esta obra dos consideraciones a tener en cuenta. En primer lugar, la nefasta transformación que ha sufrido la música, siendo en un principio considerada Arte y convirtiéndose posteriormente en una estrategia comercial que busca a un consumidor más rápido y agresivo, o lo que es peor, una música decorativa que se ha despojado de toda filosofía y creatividad. Así lo declara el investigador Xavier Chavarria en su artículo “Muzac,la música como una manipulación” refiriéndose al hilo musical como “un magnífico reflejo del empobrecimiento de la conciencia musical de nuestra sociedad, que relega a un valor decorativo o puramente hedonista el arte musical". En segundo lugar, plantear el derecho al silencio. En ningún momento es el ciudadano el que elige si escuchar o no, son las instituciones empresariales quienes vinculan una actividad generalmente económica a la escucha musical, de manera que el consumidor acepta ( en muchas ocasiones a regañadientes) el Muzak a cambio de poder adquirir un artículo o servicio.

Además, en esta obra, la artista reflexiona sobre el llamado “Retrofuturo” ( un tema asiduo en su producción), refiriéndose a aquello que fue diseñado como invento revolucionario para la posterioridad pero que hoy día es “prehistoria”. Este es el motivo por el cual la estética de los monitores y los altavoces es tan anticuada, marcados con el logo de la empresa que estigmatiza al producto.


Las intenciones de Mika Taanila van más allá de las cuatro preguntas iniciales. Como vemos, de sus cuestiones se desgaja una meditación profunda sobre nuestras libertades, las estrategias de manipulación del mercado y el enorme miedo que tiene el ser humano al silencio.

lunes, 4 de julio de 2011

Antoni Tàpies, obra gráfica 1974-1994



                                        Desde el 9 de Junio en la Galería Nuevo Arte (Sevilla)
                                                                                                                  por María Regina Pérez Castillo
                                                        
                                                            “ Caminante son tus huellas
                                                               el camino, y nada mas;
                                                               Caminante no hay camino;
                                                               se hace el camino al andar”
.
                                                                                      
                                                                                                             Antonio Machado
   



Las cicatrices de toda una vida sobre papel, con la fuerza del trazo negro y la configuración de todo un mundo simbólico. Antoni Tàpies ha querido plasmar la rodada de toda una vida como hombre y como
artista, así nos presenta su obra gráfica que es una sincera invitación ancasa, desplegando ante el público todo un cosmos de símbolos cotidianos para él y enigmáticos para nosotros.
El papel se ha plagado de cruces, números, letras y marcas, todos y cada uno de ellos poseedores de un significado especial que el espectador puede intuir.
La distribución de dichos ideogramas es armónica a la par que aleatoria, como si el azar hubiese tendido a la euritmia.
El protagonismo persiste en el gesto y la materia, el gesto como expresión primaria y básica del creador; la materia como un imprescindible componente de la vida humana que en los últimos tiempos ha sido ultrajado y conducido por los caminos de la contención. Esta última idea ha sido una constante en la obra de
Antoni Tàpies desde que el artista descubre el Informalismo en torno a 1951. Su producción, a
partir de este momento, gira en torno a la libertad matérica, la mixtificación técnica y el empleo de
materiales heterogéneos como nueva forma de expresión. Pero en este caso no podemos hablar
propiamente de materia ya que el medio utilizado es el grabado, se ha producido por lo tanto, una
congelación del gesto y sustancia sobre el papel. La idea de la “congelación del gesto” no es nueva,
tiene un claro antecedente: Jasper Jones y su producción de banderas iniciada en 1955. Jones
contradice las teorías de Clement Greenberg al afirmar que el gesto puede no ser fresco e
inmediato. Él lo hace posible gracias a la técnica de la encáustica, es decir, cubriendo con cera la
superficie pictórica de manera que el gesto queda sepultado e inmóvil. Tàpies lo consigue mediante
el grabado, un medio en el que papel y tinta reiteran el carácter bidimensional de la obra.
Dicho carácter también queda acentuado por esos signos que remanecen como huellas o vestigios
configurados a lo largo de la experiencia. Existen múltiples, algunos destacados son: “A. T ”, la
cruz, la silla, el pie,... De todos ellos se ha hablado mucho y diversos expertos en arte han intentado
dar un significado concreto, pero la única certeza que tenemos es que todos ellos son rastros y
estigmas de una personalidad especial, la del artista.
Y de esta forma se produce la invitación, ya que el autor “regala” al público una parte de su
identidad, mejor dicho, de su intimidad, porque nos está permitiendo acceder a un mundo oculto
que solo tiene sentido completo para el artista. El público solo puede hacer cábalas y conjeturas de
lo escrito sobre el papel.
El espectador no debe ser como el flaneur de Baudelaire, el cual observa el trascurrir de la vida en
las calles esperando la punzada de la belleza, sino como el voyeur que mira a través de la rendija
para robar la intimidad de los otros. El artista consiente dicha acción, él mismo nos abre las puertas
de su morada y pone ante nuestros ojos los rastros de su mundología.

jueves, 2 de junio de 2011

Del Barro Nació Loja

             Exposición de cerámica artística en el Pósito de Loja. Del 14 de Abril al 7 de Mayo de 2011.

                                                                                                                por María Regina Pérez Castillo


A veces la artesanía puede convertirse en concepto, es algo arriesgado (sin duda alguna) pero factible. Los alumnos de cerámica artística de la Escuela de Artes de Córdoba han apostado por un proyecto poco convencional pero exitoso. Estos jóvenes han partido de una serie de ideas sencillas: la tierra, el campo, nuestro pueblo, el agua,... términos familiares por nuestro pasado y por nuestra historia. Han sabido confeccionar un lenguaje basado en la cerámica, la esencia del hombre según el Génesis.
Aunque el barro cocido suele dar pie a la creación de piezas artesanales, no es el caso. Aquí predomina la expresión artística. Así, el medio cerámico que no es un habitual en las galerías de Arte Contemporáneo, se abre paso entre la madera, el metal o el tradicional lienzo.
El hombre hace razonable su medio natural, es decir, se desenvuelve en la naturaleza en la que le ha tocado vivir, desarrolla formas de supervivencia en ésta y entiende su entorno de forma definitiva. Esta idea que ya era defendida por los románticos del siglo XIX es plasmada por estos alumnos. Los lojeños conocen bien el trabajo de la tierra, la germinación, el almacenamiento del grano y su finalidad: el pan; viven entre nacimientos de agua, acequias y fuentes; conocen muy bien Los Principios del Conteo porque han visto a sus madres y sus abuelas “espurgando” las lentejas o a sus padres contando las pesetas para un carajillo. Esta exposición ha sabido captar esa esencia compartida, el inconsciente colectivo de un pueblo.
Quizá el espíritu de la colección se encuentre en la Germinación, una obra basada en el florecimiento del fruto. El resultado es bastante sorprendente en composición e idea. Aunque la germinación se produce en el suelo, sobre la tierra, la intención de crecimiento que tiene el fruto se muestra haciendo flotar el cáliz. El espectador ni siquiera reconstruye mentalmente el tallo porque no es necesario. Dentro de las “copas cerámicas” florece una auténtica vegetación que levita sobre nuestras cabezas.
Las últimas tendencias en Arte Contemporáneo se cuelan también en el Pósito. El Video Arte, muy aclamado en el panorama artístico actual, con centro específicos como el Netherlands Media Art Institute, es recogido por Alicia Ruiz en Principios del conteo. La artista seleccionó un espacio estratégico para presentar al público un pequeño film que recrea los movimientos de capital de un lugar a otro. Podemos hablar de dinero, de alimentos o de información ( no es la cuestión), lo interesante es ese trasvase y la infinitud del proceso.
Por otra parte se intenta hacer partícipe al espectador dándole el poder de interacción en el happening 3 Ombligos, que hace referencia a tres caños de agua, los cuales funcionan cuando el espectador coge del suelo una jarra cerámica y vierte su contenido en un pequeño depósito. Así nace el arrullo acuático, un sonido que no nos es ajeno.

Lo que en principio se inicia como un viaje artesanal, se descubre como un trayecto conceptual. Una visita obligada para todos aquellos que quieran abandonarse a la capacidad sugestiva de esta obra sobre nuestra identidad común, el trabajo de la tierra, el producto que subyace en ella y las manos agrietadas.

miércoles, 27 de abril de 2011

Teresa Duclós en Rafael Ortiz

                                                          "Paseos por la Laguna”, Teresa Duclós
                                            En la Galería Rafael Ortiz del 27 de Abril al 10 de Junio de 2011

                                                                                                      por María Regina Pérez Castillo



                                        “Me fui a los bosques porque quería vivir sin prisa.
                                         Quería vivir intensamente y sorberle todo su jugo a la vida.
                                         Abandonar todo lo que no era la vida, para no descubrir,
                                         en el momento de mi muerte, que no había vivido.”

                                         
                                       Henry David Thoreau, Walden, o la vida en los bosques.

Estuvo en los bosques, en frondosos espacios donde perderse cuando uno quiere que nadie lo
encuentre, entonces pintó no solo lo que veía sino lo que sentía cuando veía.
Los espesos paisajes de Teresa Duclós parecen haber sido olvidados por el hombre y el animal,
todavía queda el rastro de la senda que un día trazó alguien, pero ahora solo hay silencio.
Duclós trata la mudez del paisaje de forma singular y diferente, en éstos existe una atmósfera llena de oxígeno, por lo que no se halla la ingravidez de Chirico; son espacios abiertos al cielo o con claros de luz y
sombras, alejándose de los siniestros paisajes de Daniel Gustav Cramer. La cita de Thoreau quizá los defina adecuadamente: espacios que protegen al hombre de todas las banalidades sociales, el punto de partida al que volver cuando la ciencia y la tecnología nos ha cegado demasiado. El boscaje que ampara al
humano. La idea de refugio es favorecida por el espacio envolvente, con líneas de horizonte muy bajas que hacen que el público se sitúe en medio del verdor. De esta forma podemos experimentar el sosiego y la calma de quien estuvo allí. Además, la ubicación de obras similares una junto a otra, donde el pigmento verde es protagonista y se reitera constantemente, acentúa la idea del abrazo. Podríamos decir que en el centro del salón principal de la galería, uno puede mirar a su alrededor e imaginar que aquello es un panorámica de trescientos sesenta grados.
No podemos hablar de un color reinante sino de una tonalidad imperante, ya que la paleta de verdes
se despliega extensamente ante nuestro ojos. Quizá sea más fácil percibirlo si observamos los
espacios de luz y de sombras en los que encontramos diferentes coloraciones. Esta característica se
advierte mejor en las grandes manchas que integradas en la espesura configuran uno de los rasgos
más característicos e interesantes de la exposición. La abstracción está presente en esta producción
de forma evidente. La experiencia que la artista padeció queda plasmada de forma casi inconsciente
en la gama de verdes que utiliza para el follaje de los árboles. Se configuran de esta forma
verdaderas manchas que en un principio representarían el conjunto de las hojas para posteriormente
ser la huella de una vivencia. Hablamos de huella porque hay gesto, personalidad en la pincelada.
De manera que encontramos obras en las que la mitad inferior son senderos y troncos (más o
menos definidos) y la mitad superior es una gran masa verde donde Duclós ha contado una historia.
No es una atmósfera totalmente definida pero el espectador tiene la seguridad de que algo está
escrito, que existe una intención y una necesidad comunicativa fuerte. Las composiciones
paisajistas sitúan al espectador en el centro de una vereda, de un claro en el bosque o frente a un
árbol solitario. La invitación de Teresa Duclós nos aproxima a aquellos lugares donde la afonía de la
civilización es madre y fortuna del hombre.

Cercanías , Rogelio López Cuenca ( Centro de Arte Contemporáneo de Sevilla)

                                                   CERCANÍAS. Rogelio López Cuenca
                         Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, del 3 de Marzo al 15 de Mayo de 2011

                                                                                                                Por María Regina Pérez Castillo

“Con respecto a la auténtica cultura y a la hombría de bien, somos aún esencialmente provincianos
porque no adoramos la verdad sino el reflejo de la verdad; porque estamos pervertidos y limitados
por una devoción exclusiva al negocio y al comercio y a las fábricas y a la agricultura y cosas
semejantes, que son sólo medios y no fines”.

Henry David Thoreau, Desobediencia Civil y otros escritos.





Esto quiere y debe ser una crítica sobre una crítica. Una a través de otra, la que establece contundentemente Rogelio López Cuenca con “Cercanías”.
Cercanías, supongo, por la proximidad de los problemas que emanan de una cultura mal vendida; supongo también, por el falso acercamiento de Occidente a Oriente o por la España de Pandereta y Charanga.
El fundamento de la obra es la venta, el negocio y la especulación que en el último siglo se ha establecido en
torno a la cultura. Ésta como producto, un mero objeto que puede comprarse y venderse cómodamente; y por supuesto, todos los problemas que emanan de ello: inmigración,
corrupción política,… Una forma expositiva directa, impactante y atractiva consigue mantener al espectador
“atado” a la sala, avergonzando tanto al autóctono como al foráneo.
La descomunal sed de beneficio, lucro y ganancia ha encontrado alimento y asilo en la creación de una serie de imágenes facilonas, engendradas en la propia cultura de una comunidad. Estas se reiteran una y otra
vez, se exportan, de forma asequible permanecen en nuestras calles y televisores. Forman parte de
nuestro día a día y lo peor: se exhiben como cohesión social, la identidad de conjunto. Finalmente
esas representaciones se convierten en bandera y estandarte. Los ejemplos que utiliza Rogelio se
alejan de la remanida gitanilla de plástico y el torito sobre el tapete de la abuela. Destacan dos hitos
de la Andalucía Contemporánea: la creación del Museo Picasso en Málaga y la Alhambra.
El primer caso es muestra evidente del negocio que puede generar una institución, la museística. En
Málaga se ha exprimido literalmente la figura de Picasso, un artista que pasó gran parte de su vida
fuera de Málaga (aunque nació en ella). Tiendas de souvenirs, restaurantes y papelerías desechan
sus antiguos rótulos para renombrar con orgullo su comercio. La absurdidad se expande de forma
indómita y es precisamente esto lo que provoca en el espectador el sonrojo, ya que al fin y al cabo
todos hemos sido testigos de un hecho semejante al de Málaga.
La tienda de souvenirs se abalanza ante nosotros como si quisiera golpearnos. Desde que hace unos
años la Alhambra de Granada fue propuesta como séptima maravilla del mundo se intensificó aún
más el carácter Kistch de los pequeños objetos que se vendían a los turistas. En los pequeños
comercios granadinos se mezclaban impunemente lo muslime con lo calé, como si ambos hubieran
convivido en algún momento.
El discurso de la obra que se ha planteado en la sala nos conduce inteligentemente de una tienda de
souvenir arabe-cristiana a la inundación producida por el mundo occidental sobre Oriente.
Otro tema protagonista, el choque cultural que vive Oriente hoy día. La ruidosa invasión que está
llevando a cabo Occidente sobre los pueblos orientales parece enloquecer a una sociedad que
intenta mantenerse firme en sus convicciones religiosas y costumbres. Los habitantes islámicos
asimilan como pueden las píldoras que vienen de Europa y EEUU, la colisión está servida y el
producto puede resultarnos ridículo.
La misma problemática que se expone aquí la plantearon en su día el Equipo Crónica y Eduardo
Arroyo. Mediante el collage, estos artistas componían una divertida imagen en la que se mezclaba
el pasado histórico español ( tan importante para los libros de historia y el régimen Franquista) con
elementos insólitos, infantiles y vanguardistas. En estos momentos ( los años 60) ya se estaba
planteando una reacción lógica frente a la exaltación de ciertos hitos históricos españoles. Esto no
es más que el germen o antecedente directo de la denuncia de Rogelio. Entre “los nietos” de este
movimiento que ya nació en los años 60 no solo encontramos a Rogelio López, también debemos
citar la obra de Valeriano López, titulada “ Granada de Mano”. Siguiendo la misma línea que
Rogelio, Valeriano critica severamente a la recalcitrante sociedad granadina que supone un riesgo
para la evolución natural de la ciudad. Así la granada frutal ( símbolo de la ciudad) se convierte en
una granada de guerra.
No podemos obviar el protagonismo de Andalucía en todo este embrollo. Jesús Rubio Lapaz realiza
un interesante estudio sobre la problemática que vive Andalucía en la actualidad. Según Lapaz la
debilidad de la Andalucía moderna hace complicado deshacerse de los tópicos y tradiciones que
durante años se le han adscrito. El autor añade: “La institución no es capaz de romper con la
tradición y los tópicos, y apoyar claramente la incursión en un contexto más vanguardista”.
Una visita obligada para los de aquí y los de allí. López Cuenca propone una reflexión sobre la
situación de la cultura en la actualidad y sus consumidores… que somos nosotros. Quizá se vean
ustedes reflejados en el espejo del consumo.

Sevilla, 8 de Abril de 2011

martes, 26 de abril de 2011

Teixidor en el Instituto de América. Santa Fe ( Granada)

                                                   RITOS DE PASO, Jordi Teixidor

                   Del 24 de Marzo al 29 de Mayo de 2011. Instituto de América de Santa Fe (Granada)
                                                                                                        por María Regina Pérez Castillo



Los ritos de paso de Teixidor se erigen majestuosamente ante el espectador mediante accesos
oscuros e incógnitas: ¿qué hay detrás de la opacidad?
Aunque el lenguaje utilizado es herencia directa del Expresionismo Abstracto Norteamericano, la
solemnidad que consigue el artista en casi todos sus lienzos es su rasgo característico.
Teixidor recogió en 1973 de Rothko, Barnet Newman y Reinhart un idioma: la división en bandas
pictóricas, los tratamientos monocromos y a veces, el gestualismo. Dentro de la obra expuesta
podemos intuir tres periodos distintos: el primero vinculado directamente con el Expresionismo
Abstracto Norteamericano, el segundo relacionado con el Informalismo matérico y el último
mantiene una relación más directa con el Informalismo en España ( Tapies y el Paso).
Una constante en su obra es la idea de umbral a través de puertas o ventanas. Ambas permiten ir
más allá, ver que hay al otro lado o incluso acceder a otro mundo, tal y como lo hizo Friedrich en sus Ventanas de Estudio que lanzaban al espectador por el vano del ventanal hacia un paisaje marítimo. Esto no es más que una invitación al cambio, una proposición de difícil resolución ya que el espectador se debate
entre la atracción y el miedo a lo desconocido. Como en el caso de todos los expresionistas abstractos, Teixidor busca los símbolos universales y el inconsciente colectivo descrito por Carl Jung. La puerta como elemento de acceso es un concepto absoluto y genérico. Mientras Mark Rohtko presentaba sus Puertas
al Abismo, paisajes que conectaban directamente con la inmensidad de su propio inconsciente,
Teixidor tal vez plantea más una reflexión sobre el posible paso adelante del que mira.
En sus obras más antiguas, los armazones horizontales y verticales se convierten en el primer plano,
una insinuación de perspectiva donde los huecos recrear una panorámica que se aleja de quien se
asoma a esa ventana imaginaria.
En sus creaciones más recientes abandona la pura verticalidad y la horizontalidad para recrear
estructuras flotantes que buscan una fórmula simple de equilibrio entre izquierda y derecha. Todavía
sigue utilizando inquietantes líneas verticales al margen izquierdo ( restos de sus ventanas
originales) que se pueden llegar a confundir con el propio marco de la puerta, quizá restos de su
primera etapa. Se busca el contrapeso, la extraña armonía. El artista respira de Europa, de Tapies y
del Grupo el Paso, buscando formas que se muevan en el espacio, que se debatan entre sí. El
protagonismo del negro ha dado paso a lo excepcional. Como si se intuyera un paso del
Expresionismo al “ Impresionismo Abstracto”.
Mientras en España, durante la dictadura, algunos artistas detienen su proceso de evolución e
incluso involucionan, dos biografías similares como las de José Guerrero y Teixidor nos ofrecen una
producción puntera ( gracias al desarrollo de su carrera artística en Nueva York), aunque tal vez en
el caso de José Guerrero la configuración de un lenguaje propio haya obtenido un resultado menos
formal y más auténtico que la de Teixidor. Por dar alguna referencia en cuanto a parecido temático:
La Raja de Víznar de Guerrero y Las Cruces de Santa Fe, inspiradas en la planta de la ciudad que
al artista le aparece como signo de ciudad moderna.

jueves, 14 de abril de 2011

Diazdel en Galería Nuevo Arte ( Calle San Vicente, Sevilla)

                                           “CUÁNTICOS” de  Diazdel                                                     
                          En la Galería Nuevo Arte del 8 de Abril al 25 de Mayo de 2011
                                                                                                 por María Regina Pérez Castillo





Aunque Friedrich Nietzsche se empeñó en hacer desaparecer a todos los ídolos en 1888, se le escaparon algunos. Los que consiguieron escapar de la pluma del filósofo han llegado a nuestros días con la morfología propia de la madera, el clavo, la pintura y el papel pintado. “Cuánticos” de Diazdel se presenta ante el público con una fuerza totémica y simbólica desbordante. Tanto en las pequeñas esculturas orientales como en las pinturas sobre papel de pared encontramos un fuerte carácter ancestral, la rememoración inconsciente de una estirpe, los símbolos protectores que cuidan de ésta o lo atávico.
Parece que el artista haya estado buscando el primitivismo común a
toda la humanidad, ¿cómo?creando unas figuras humanas sin peso
(de papel), ambiguas, casi fantasmagóricas, dotadas de una
imaginaria forma mortal y con suerte unos ojos, una nariz y una
boca. Rostros que nos pueden recordar al Senecio de Paul Klee,
quizá también porque Klee ansiaba los orígenes.
Los protagonistas en cuestión son el hombre y la mujer en sus
respectivos roles tradicionales: la actriz secundaria, el novio, los
niños atentos,... Retratados en “momentos fotográficos”, es decir,
espacios de tiempo y acciones dignas de ser recordadas. Por esta
razón el espectador se mueve entre las obras de Diazdel como se podría mover entre los retratos de
sus antepasados.
Por otra parte, el artista configura una serie de obras que siguiendo el hilo anterior intensifican el
aspecto de protección de la prole.
En primer lugar encontramos a los pequeños ídolos, perfectamente reconocibles aunque caminen
entre la figuración y la abstracción matérica. La madera y la pintura configuran la idea antes que la
forma: el guerrero oriental que resguarda al abuelo y al niño.
En segundo lugar, lo animal vinculado a la tela. La idea no nos puede extrañar ya que en la
actualidad encontramos numerosas banderas donde lo textil y lo animal se han aliado. En este caso
la imagen animal supone la representación simbólica del espíritu de una comunidad humana.
Existen numerosos ejemplos: el Águila Calva de los Estados Unidos, el Dragón con joyas en sus
garras de Bután,...
Por último, destacar el uso de colores vigorosos y enérgicos que
refuerzan la idea del regreso al origen, a la naturaleza. También
tonalidades muy utilizadas por los actuales pueblos indígenas que
han creado un verdadero panteón de pigmentos asociado a distintos
hitos de la existencia humana.
Técnicamente destaca el uso del papel de pared, nace debajo de la
pintura para ser encontrado detrás de los raspones de pigmento. En
este ámbito podemos recordar “la arqueología de la ciudad” de la
que hablaba Tapies, ese rico mundo geológico donde las huellas de
las gentes que han vivido permanecen sepultadas. Algo nuevo se ha
pintado sobre ellas y ha tapado lo anterior. De nuevo la idea del
pasado que permanece oculto y que se puede rastrear, como ocurre
también en Excavation de Wilen de Kooning.
Por todas estas razones hay una especie de reflejo que reconocemos en la obra de Diazdel. Es
nuestro reflejo, el de nuestras experiencias y el de los ideogramas que hemos creado ( y que también
nos han sido dados). Para nosotros es una reliquia familiar o una imagen en papel fotográfico, para
Diazdel es pintura y materia.


                                                                                                             Sevilla, 14 de Abril de 2011

sábado, 2 de abril de 2011

Ignacio Tovar en la galería Rafael Ortiz

                                                “Bajabas descalza a abrirme”, Ignacio Tovar
                                       Del 2 de Marzo al 20 de Abril de 2010. Galería Rafael Ortiz.
                                                                                                             por María Regina Pérez Castillo


         “ No te acuerdas de cuando, entonces, bajabas descalza a abrirme. Ahora ya no me conoces”

Un título prestado de una soleá, una pintura que se yuxtapone al dibujo y ondas de agua. Estos son
los tres elementos que dan forma a la nueva obra de Ignacio Tovar: “Bajabas descalza a abrirme”.
El título de la colección realmente es un
pequeño empréstito que Ignacio Tovar ha
tomado de una soleá interpretada por Fernanda
de Utrera. La única relación que existe entre su
pintura y el título es el trabajo, el momento de la
creación. Tovar, como hacen muchos artistas,
escucha música mientras crea. Podríamos
definir este acto como pura sinestesia , la
música te lleva al pigmento o al revés. Un
estimulante para crear. Decidió pues, que el
mejor título para su obra sería la letra de una
soleá que escuchaba mientras pintaba. Quizá la
voz de la Fernanda le había “ordenado” un rojo intenso o un índigo. Quién sabe.

No existe intención de textura. La técnica utilizada es pigmento y látex vinílico sobre tela, esta
técnica da como resultado una planicie total (el óleo texturado sería el puro antagonista). Además
cabe señalar que el dibujo queda oculto, disuelto por la pintura que se ha situado justo encima. Éste
es casi una anécdota sobre el soporte. Mucho más interesante es la gradación tonal que Ignacio
propone en cada una de sus obras. Distintas unas de otras, las gradaciones tonales nos hablan
activamente, sugiriendo al espectador cualquier tipo de emoción, pensamiento o sensación.
La forma de construirlas es también interesante ya que dentro de cada gradación encontramos un
veta distinta a la tonalidad propuesta. No interrumpe ni desagrada, al contrario, da movimiento a la
composición, un movimiento centrífugo, ligero y tranquilo ( o devastador, según como se mire).
La pintura de Tovar no solo invade todo el soporte sino que también alcanza los espacios no
pictóricos. Cuando hablo de espacios no pictóricos me refiero a esa pared tan blanca que nuestra
mente tiñe de rojo, azul o violeta. El movimiento que propone el artista está incompleto, es media
espiral o medio torbellino, o como quieran llamarlo, no es el caso. Nos da una pequeña pista cuando
sitúa un lienzo junto a otro y nos advierte de que aquello no es el pastel completo sino un trocito.
No hay mayor problema, porque inmediatamente nuestra mente se pone en marcha y gracias a la
fuerza y la composición “la pared se tiñe”. Un referente en este sentido sería Morri Louis, el cual
pasó del exceso de color y manchas, a simples líneas muy gestuales que se van ordenando en los
extremos del lienzo, trascendiendo a éste, porque el centro de la composición está fuera del lienzo.
Este es el concepto Postpictórico y es el que encontramos en Ignacio Tovar.
Tampoco podemos obviar las pinturas del Rothko o Pollock donde han desaparecido los espacios
blancos, todo es pintura, la famosa All over Paint.

¿Ondas de agua? Principalmente es un espacio en el que perderse. Parece que las ondas acuáticas no
son más que un simple pretexto que pone el artista para invitarnos a explorar dentro de su pintura.
Las líneas curvas paralelas nos imbuyen en el movimiento que provoca una gota al caer sobre una
superficie de agua, el movimiento de una espiral o el de un remolino. Si combinamos este
movimiento con las gradaciones tonales que pasan de la luminosidad a la oscuridad podemos
acusar a Don Ignacio de querer situarnos en el ojo del huracán, un agujero negro que nos está
absorbiendo inexorablemente. Algunos experimentarán la calma acuática y otros el temor a
desaparecer en medio de la oscuridad.

¿Quién se atreve a bajar descalzo sabiendo que no hay luz abajo? Este es el desafío que Tovar nos
propone en la Galería Rafael Ortiz.

miércoles, 16 de marzo de 2011

El Patio de mi casa, sin otro particular

“El Patio de mi casa, sin otro particular” de Wenceslao Robles

Galería Nuevo Arte (Sevilla), desde el 4 de marzo al 5 de abril de 2011
                                                                                  por María Regina Pérez Castillo




















Wenceslao ha hablado por todos, al menos por
todos los andaluces que se han criado en una
melancólica casa de pueblo con muebles reutilizados
de los años sesenta. Ha escogido los objetos exactos,
esos que han pasado desapercibidos ante nuestros
ojos hasta que cumplimos los 18 años y nos
marchamos de allí. La poética perfecta para hablar
del subconsciente colectivo, el de las personas que se
criaron en pueblos perennes que distaban a una hora
de la ciudad ( mucho más moderna, compleja y con
menos encanto). El artista ha apelado a los recuerdos
e imágenes de nuestra infancia mediante “un algo”
muy arraigado en el Sur: el patio de mi casa.
¿Por qué el macetero, las tuberías y el grifo? Objetos cotidianos que nunca llaman nuestra atención,
nunca molestan, con poco sentido estético y mucha funcionalidad. Normalmente no nos remiten a su artesano o fabricante, inmóviles en los patios de antaño.
Me podrían rebatir ustedes que el macetero andaluz tiene “mucho arte”. Larga y famosa es la
trayectoria de los alfares sevillanos, aún así no pueden negar que el más bello macetero queda
eclipsado por el jazmín cuando empieza a florecer. De repente la artesanía queda en un segundo
plano para dar color a la vida de “la Antonia”, “la Felisa” o Doña Mercedes ( que en su día fue la
profesora del pueblo).
En las manos de Wenceslao estos objetos han pasado de ser invisibles a ser símbolos de nuestra
cultura, de nuestras experiencias y por supuesto, nuestros recuerdos. La obra está compuesta por
una serie de maceteros fabricados por el artista ( no reutilizados) de los que emanan estructuras de
tuberías y grifos. Anclada en el pesado macetero, la tubería nace como si de un tallo vegetal se
tratase. A veces aparece un pequeño elemento de cristal, un alambre,... sin mayor importancia. Esta
es, sin duda alguna, la historia de nuestros pueblos. El resurgimiento industrial que Andalucía ha
experimentado en los últimos cincuenta años ha sembrado nuestros paisajes de chimeneas,
depósitos y grúas. Admirando ese horizonte han crecido algunas generaciones, de los sesenta a los
noventa principalmente. Así es como la industria ha florecido para nosotros, de forma casi natural y
espontánea. Recordemos los grabados de Wenceslao, esos paisajes industrializados, los perfectos
dibujos de maquinarias pesadas,... todo esto no es más que la evocación de algo ya vivido, de algo
que creció junto a él, junto a nosotros.
Como vemos la obra está empapada de una poética muy eficaz, invitándonos a rememorar ( como
ya lo hizo el artista en su día) parte de nuestras vidas.
Por otra parte, esas producciones escultóricas están acompañadas por unos dibujos que hablan de la
capacidad técnica y la maestría con el lápiz de se creador. Esta es la teoría de toda práctica. Lo que
para nosotros ha nacido y se ha desarrollado con naturalidad esconde detrás un proyecto
perfectamente delimitado y cavilado. Hablamos del dibujo como un componente fundamental, un
elemento que transmite seriedad al divertido objeto que se nos muestra. Si en algún momento les
parecen banales o vulgares los objetos utilizados, atiendan al dibujo que les informará de la
trascendencia del asunto. Señores/as, lo que aquí se nos presenta es el relato privado de una casa, la
intimidad de un patio donde ha quedado parte de nuestra vida, poco importa si la calle se llamaba
Torrepanes o San Nicolás porque el hilo conductor es el mismo, dos objetos intrascendentes que nos
hacen reconstruir con una facilidad pasmosa un lugar, un momento y una experiencia. Parece que el
macetero y el grifo ya no son pura insulsez.
Las sombras pintadas y las sombras proyectadas parecen una antítesis. En algunos casos el artista ha
dibujado la sombra que emanaría del objeto (una arriesgada apuesta por parte de la Galería, todo sea
dicho). En otros casos se deja que la luz libremente actúe y produzca la sombra, una sombra muy
real.
Parece que estuviéramos ante dos realidades muy distintas, dos mundos o dos momentos. De lo que
no cabe duda es que la sombra pintada es una marca permanente, no cambia aunque la luz lo haga.
La sombra real va alterando su morfología a lo largo del día. El momento instantáneo, fugaz y leve
frente al momento permanente, lo eterno. Ciertamente el recuerdo de estos patios se construye de
dos formas, con las imágenes que cambian en nuestra mente pasados unos diez años y con la
esencia que se mantiene.
El Arte Contemporáneo echa la vista atrás para componer un discurso basado, quizá, en la identidad
de un pueblo, el andaluz. Lo hace sin caer en la fanfarronería, los tópicos o el kitsch. Hoy día sigue
siendo difícil hablar de Andalucía sin caer en la manida muñequita flamenca. En momentos
excepcionales se consigue. Wenceslao lo ha hecho, ¿cómo?, apelando a las vivencias de las
personas que componen ese pueblo, trayendo a la cabeza del espectador recuerdos de niñez, a veces
dura y a veces cutre como lo son las tuberías que escalan las paredes de los patios de nuestros
padres, recordándonos de donde venimos, acercándonos a nuestros abuelos y a esos primos que aún
viven en el pueblo. El artista ha creado un lenguaje y una sintaxis que no cae en lo burdo.
Elegante, evocador, emotivo y cercano es el patio de Wenceslao Robles.


SEVILLA
Jueves, 17 de Marzo de 2011

lunes, 14 de marzo de 2011

La Luz Teñida de Paz Pérez Ramos

La Luz Teñida, la Luz Vivida
por María Regina Pérez Castillo
La Luz Teñida”, Paz Pérez Ramos.
Galería Birimbau ( Sevilla, del 22 de Febrero al 20 de Marzo de 2011)



Vivida porque se trata de la propia experiencia de Paz. Las terrazas que se veían desde su ventana resplandecían por el blanco de la cal y el rojo proyectado, de esta forma ella sabía que el suelo de la terraza de enfrente era rojo. Su obra no queda lejos de esta simpática experiencia que inspiró algunas de sus piezas.
Partimos y parte (ella) de una máxima: el color blanco refleja todos los colores, el color negro los absorbe. Así, la artista se agencia un soporte de cartón pluma inmaculado, preparado para que sobre él se posen ( como insectos) pequeñas piezas de cartulina coloreada. Lo que era blanco en un origen se contamina de todos esos reflejos, una paleta cromática de falsos colores ( porque realmente son proyecciones de lo real). Luego repite y experimenta con el rojo, el azul e incluso el negro como telón de fondo. Pero la obra no muere en los reflejos del papel coloreado, tiene más vida, mucha más...
La obra toma diversos caminos, caminos a los que el espectador accederá o no. Todo depende de la pericia de éste:
Primero, los reflejos nos hacen reflexionar sobre la realidad del color, ¿cual es el color real, cual el proyectado, cual el matizado? Y como le ocurría a Paz con el color de las terrazas, a todos nos han dicho alguna vez que el mar es azul porque el cielo se refleja en él, o al revés. Realmente no tiene que ver tanto con el color de una cosa u otra sino más bien con el hidrógeno del ambiente, tema aparte. La idea básica aquí es la luz como transmisora del color, llegando a recrear en nuestra imaginación perfectamente ese movimiento de fotones de un lado a otro, como si de un “licuado de la luz” se tratase.
En segundo lugar e inevitablemente tenemos que hablar de esas “piezas insecto”que reposan suavemente sobre el fondo coloreado o no coloreado. La tridimensionalidad de estas pequeñas empuja al espectador a pasear una y otra vez delante de la obra, buscando distintos ángulos que transformarán por completo el paisaje. El punto de vista cambia la obra, la modifica, quizá nos recuerde a la porducción de Yaacov Agam.
¿Es esto arte óptico? Existe una relación evidente con el arte óptico, pero aquí no hay una bidimensionalidad que aspira a ser tridimensional, porque ya lo es. Por otra parte, el carácter tridimensional de la obra nos evita el molesto mareo de las obras de Vasarely.
Parece que Paz siempre ha estado muy preocupada por el individuo como conformador de una sociedad. La fórmula mágica aquí depende del signo “+”, es el signo que aúna todo, la adición que solidifica a una entidad comunitaria. Cada pequeña pieza de cartulina es elemental, diferente, invisible y común. A 1 cm del espectador es elemental y diferente, a 1 metro de éste es invisible y común.
Podemos imaginarnos a nosotros mismo con una personalidad distinta a la de los demás, sabemos que somos alegres como nadie o cocinamos de una forma especial ( tenemos una consciencia individual), paralelamente pensamos en toda la gente que vive en nuestro vecindario o sabemos que cumplimos las normas sociales que el resto de personas cumplen, se contrapondrá en nuestra mente la imagen del “yo” y del “nosotros”. Ella puso un ejemplo más poético: el árbol y el bosque.
Este aspecto se presentaba abiertamente en su anterior trabajo “ Elemento Repetido”, y llega hasta “La Luz Teñida” con un carácter bien diferente porque mientras en el primero hay un individuo que con el conjunto marca una forma orgánica, en el segundo no hay naturaleza sino geometría, y en cualquier caso, existiría una naturaleza celular, como la multiplicación de éstas componiendo tejidos. El paso de lo orgánico a lo geométrico es el fundamento evolutivo de la obra de Paz Pérez. En un principio veíamos la textura de la celulosa, ahora vemos líneas rectas en las que lo interior no se revela. Ha nacido un nuevo lenguaje engendrado por una nueva técnica, la tijera.
En el pasado, las manos de Paz habían desgajado y deshecho los pequeños trozos de cartulina que inertes mostraban su naturaleza originaría: albura, corteza y raíces. Con el tiempo se han hecho más vergonzosos y su artista más frágil. Ésta abandonó el doloroso movimiento de muñeca por el corte seco de la tijeras.
La nueva herramienta cambiaba por completo la sintaxis de su obra, aunque el trasfondo, sus verdaderas preocupaciones seguían plasmadas en la luz y el individuo colectivizado.
La libertad interpretativa que el espectador asume frente a las obras es tremenda. Las posibilidades son infinitas, nada está escrito, nada está definido,... Sugerente y abierta, con la luz como hilo conductor y la experiencia de toda una vida que nos regala su creadora. Así es la Luz Teñida, una propuesta valiente que no experimenta tanto con lo simbólico como con lo visual. El contenido, la historia o mensaje queda en un segundo plano cuando la mirada se pierde y queda atrapada entre los espejismos de color.



Viernes, 11 de Marzo de 2011