sábado, 18 de diciembre de 2010

El Placer de la Contradicción

LAS AMANTES DE TAPIAS
por María Regina Pérez Castillo


Ni óleo, ni acuarela, ni temple. No hay una sola pincelada. El retrato de las amantes de Tapias es un
retrato sencillo, es papel, un trazo de lápiz infantil y poco más.
José Manuel Pérez Tapias ha presentado su trabajo en la modesta pero auténtica galería Félix
Gómez. Un conjunto de desnudos, mayormente femeninos, en los que desaparece por completo el
color, el accesorio y cualquier tipo de sentimentalismo. Nada más que la piel desvestida y la actitud
o postura de una fémina.

Antonimia:

Mientras usted pasea por la galería observando detenidamente las obras de Tapias, posiblemente le
asalte un sentimiento de contradicción, una “sensación de antónimos” que no paran de
contraponerse en su cabeza. Esto ocurre porque el artista juega con las contraposiciones. Desde mi
punto de vista éstas son las protagonistas de la obra, no tanto los desnudos. Me explico...
Existe una captación perfecta de la actitud, del movimiento femenino. Tapias actúa como un
“Cartier Bresson” captando el momento fotográfico, ese espacio de tiempo en el que la obra dice
tantas cosas. Hablamos de la espontaneidad. Sin embargo, también se desprende otra información:
podría tratarse de una pose, y por lo tanto, una espontaneidad fingida. El espectador no sabe si estas
chicas están posando para él o si han sido sorprendidas en un momento íntimo. La confusión
eclosiona.
Tapias sostiene los delicados cuerpos femeninos con un único apunte de lápiz, es decir, un cuerpo
de aproximadamente 60 kilogramos vive gracias a unos cuantos trazos . Si la chica es delgada los
huesos de sus caderas o sus costillas se marcan sutil y exageradamente ( de nuevo los antónimos); si
la chica es gruesa, desparrama con cuidado sus formas deshaciendo su línea.
Sus trazos son infantiles y maduros. Las manos se desdibujan y en ocasiones parece que esos
pequeños detalles ( manos, ojos, pies,...) los haya confeccionado un “loco bajito”. Sin embargo,
reconocemos en él la madurez sexual de un adulto porque sólo un hombre que ha experimentado
con el cuerpo femenino lo sabe plasmar de esa forma.

La Línea Loca:

La línea loca es el trazo de un pintor obsesionado con la soledad, el desamparo y el erotismo. Ya lo
habréis adivinado, Egon Schiele. Este pintor de origen austriaco ha plasmado en sus pinturas una de
las técnicas más inquietantes de toda la historia del arte .La línea de Schiele no para de moverse, en
ningún momento es regular, sino serpenteante, es una línea loca. Esta técnica da como resultado una
estética muy singular, unas anatomías muy quebradizas y por supuesto incentiva el uso de poses
incómodas o extrañas. El trazo serpenteante aparece en casos contados en la obra de Tapias, pero las
posturas forzadas son más frecuentes ( torsos retorcidos, cabezas bocabajo,...) No estoy
proponiendo una comparación clara con los desnudos de Schiele, puesto que son muy diferentes,
pero existe un gesto tímido en Tapias que recuerda al del austriaco.

Courbet, Schiele y Tapias

Salvando las distancias geográficas y temporales, Courbet, Schiele y Tapias comparten un gusto
claro por el erotismo. El cuerpo femenino, mucho más erótico que el masculino, se ha utilizado
durante toda la historia de la humanidad como símbolo de deseo y sensualidad.
Además, en el caso de los tres pintores se utiliza el cuerpo femenino como excusa para representar
el amor sáfico.
Le Sommeil ( El Sueño) de Courbet, fue una obra totalmente impactante en su época ya que
representaba a dos mujeres desnudas durmiendo en la misma cama. A mediados del siglo XIX la
homosexualidad femenina no se entendía ni era considerada como opción sexual.
La relación lésbica que propone Schiele en Two Women es casi una enfermedad. Los dos cuerpos
femeninos se entrelazan forzosamente y parecen flotar en un espacio neutro. Su técnica nerviosa
establece la locura y la sinrazón.
En el caso de Tapias encontramos una relación sentimental sana y libre. La homosexualidad forma
parte nuestra realidad, del mundo actual. Las chicas de Tapias no se esconden, ni se amontonan, ni
tienen posturas incómodas, al contrario, disfrutan con alegría y tranquilidad de su intimidad.
La mujer que retrata Tapias es plenamente actual y moderna. ¿Cómo impregna de presente a esa
mujer? Con su actitud, sus poses e incluso sus rostros, que cuando se dejan ver pueden hablarnos
del cómic.

Hazlo Tú

El espectador tiene un papel determinante en la obra de Tapias. Mediante un leve apunte cargado de
defectos recompone mentalmente el desnudo femenino, y es en su cabeza donde los pequeños
detalles como las manos, los ojos y los pies ( los cuales el artista ha pasado por alto) alcanzan la
definición total. Por lo tanto es una obra hecha para que quien mira trabaje también, como si
nosotros también fuéramos parte del artista.

El visitante que entra en contacto con la exposición de Tapias puede disfruta del erotismo de sus
desnudos, de lo femenino y lo masculino, de la presencia de personaje actual, etcétera, pero sobre
todo sufrirá un desasosiego basado en la tensión y el relax, lo natural y lo fingido, en definitiva
disfrutará el placer de la contradicción.
Viernes, 17 de Diciembre de 2010

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