jueves, 17 de noviembre de 2011

ELEGIR MI PAISAJE

       
                                                          ELEGIR MI PAISAJE

      Galería Mecánica (Sevilla) acoge la exposición colectiva Falso Paisaje hasta el 12 de Diciembre

                                                         Si pudiera elegir mi paisaje
                                                       de cosas memorables, mi paisaje
                                                             de otoño desolado,
                                                          elegiría, robaría esta calle
                                                        que es anterior a mí y a todos.
                                                                                     Elegir mi paisaje, Mario Benedetti.


Elegir el paisaje siempre ha sido una cuestión vital para el hombre, ya que en él reside parte de su
identidad. La búsqueda constante del medio perfecto nos ha conducido a la aceptación y respeto de
nuestro hábitat, sintiéndonos parte soluble de éste, o por el contrario, a la transformación y
desfiguración del mismo que ha engendrado Falsos Paisajes. Bajo este inquietante título Juan del
Junco, Gerardo Custance, José Ramón Ais y Mp & Mp Rosado se convierten en constructores de un
paisaje un tanto surrealista, donde reconocemos cuatro visiones procedentes de cuatro vivencias
distintas, siendo el procedimiento fotográfico el favorito en todos ellos.
Cuando Juan del Junco toma su cámara las cosas que creemos insignificantes se revisten de
dignidad y protagonismo. Su obra fotográfica es una secuencia de retratos de piedras, donde el uso
de primeros planos pone ante nuestros ojos las diferencias morfológicas existentes entre éstas.
Intencionadamente hablamos de “retrato” porque aquí la piedra es tan meritoria como la persona.
No nos encontramos ante un simple estudio de taxonomía mineral, las intenciones del artista
superan el ámbito documental para profundizar en la búsqueda de una identidad humana unida a la
naturaleza, algo que podemos observar en la evolución de su propia obra, la cual se aleja cada vez
más de un mundo superficial para adentrarse en las raíces de un pasado remanente. La fotografía es
para Juan, algo más que un medio artístico, es una forma de autoconocimiento. El respeto que siente
por el medio del que es amigo e intruso le hace devolver las piedras que tomó prestadas. Estas
fuertes convicciones éticas nos conducen a los ideales de Joseph Beuys, defensor de la reintegración
del hombre en la naturaleza como único medio de vida auténtico. Partiendo de un carácter más
observador que afectivo, Gerardo Custance presenta ante el público sus insólitos paisajes. La obra
de Custance busca incesantemente composiciones geométricas que extrañen al ojo, accionando el
disparador solo cuando todos los elementos que integran la imagen encuentran esa inusual
distribución. Pero la genialidad de su obra reside en las metáforas que construye. Utilizando la
técnica compositiva anteriormente citada, escoge escenarios completamente ordinarios, como por
ejemplo la plaza de un pueblo, y los convierte en territorios alienígenas donde tiempo y espacio se
han detenido por completo. El espectador experimenta extrañeza y se plantea la veracidad del
asunto. El falso paisaje siempre pretende la distorsión del discurso común, provocando cierta
inquietud y desasosiego. La obra de José Ramón Ais es ejemplar en este aspecto. Su trabajo está
basado en la famosa técnica cinematográfica y televisiva de inserción de croma, consistente en la
sustitución de un fondo (habitualmente verde o azul) por otro ficticio mediante un equipo
especializado. Las imágenes que construye son una conjunción de escenarios ficticios y elementos
reales que inserta delante de esos escenarios ( hierbas, flores,...). La naturaleza que representa Ais
tiene un fuerte sabor cinematográfico, consecuencia de la técnica utilizada, de manera que se
produce una conexión inmediata con el espectador, el cual reconoce e interpreta de inmediato esos
decorados fílmicos. La línea más independiente y libre de la muestra colectiva la protagonizan los
paisajes escondidos de los hermanos Mp & Mp Rosado. El uso de fundas que esconden objetos
simbólicos parece ser una constante en su producción.“Habitar como tránsito” ya manifestaba
abiertamente la poética de lo que no se ve pero se insinúa. En este caso, las fundas de piel con
cremallera son sajadas y mutiladas, perdiendo toda su funcionalidad y adquiriendo una nueva,
liberan un paisaje que se escondía en su interior y como consecuencia se convierten en marco
expositivo del mismo. Las vistas que nos ofrecen los artistas forman parte de nuestra cotidianidad,
han sido registradas en nuestra memoria pero tristemente nuestra costumbre las ha deteriorado. 

Al descubrirlos de esta original manera, recuperan su prestancia y brillantez, captando la atención de aquel que la había perdido. La mutación constante del paisaje ha desacralizado su figura y nos han permitido verlo desde otros puntos de vista. Las cuatro direcciones analizadas son una buena muestra del nuevo rumbo que ha tomado el medio humano y el propio individuo. Escarbando en la relación surrealista que vincula nuestro inconsciente con el medio, descubrimos el afecto o el aborrecimiento que experimentamos por él, es decir, nos descubrimos a nosotros mismos.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

EL VELO BLANCO

“Inquieta Calma”, la última obra de Cristina Garrido es acogida por AJG Contemporary Art Gallery (Sevilla)
         
                                                                                                                         por Regina Pérez Castillo

Ocultar sugiriendo. El buen velo silencia las formas de aquello que abraza. No entierra ni
esconde, insinúa, evoca y poetiza sobre la triste obviedad. Éstas son las cartas que juega Cristina
Garrido en su nuevo trabajo “Inquieta Calma”, un proyecto respaldado por AJG Contemporary Art
Gallery que partiendo del concepto de la desaparición, desarrolla diferentes líneas de investigación.


La intervención es fundamental en la producción de Cristina. Mediante esta controvertida acción, transforma el objeto consiguiendo el mensaje deseado, un mensaje de denuncia que pone en entredicho las operaciones comerciales que se producen en el mundo y sus nefastas consecuencias. ¿Qué ocurre cuando la obra de arte ha desaparecido? Esta es la incógnita que suscita la instalación “Velo de Invisibilidad”. Su medio de trabajo son las ordinarias postales que religiosamente se venden en las salidas de los museos. Mediante la pintura, interviene dichas imágenes y oculta el objeto artístico, integrándolo en el espacio circundante, pero no de forma total sino parcial, dejando un sutil halo que nos habla de algo que estuvo allí pero ahora se ha desvanecido. Cuando el objeto artístico ha desaparecido, su compra es sencillamente imposible, con lo cual suprime el interés económico que pueda suscitar la obra en sí o la mera firma del artista. Ya en 1961, Piero Manzoni estudiaba el poder de transformación que había adquirido la rúbrica del autor, la cual convierte (descaradamente en muchas ocasiones) el objeto común en obra de arte. Cristina
consigue plantear la problemática desde la delicadeza y la perspicacia de lo que se ha borrado. Por
otra parte, las grandes casas de subastas, museos y galerías incentivan esa “idolatría” a la autoría, la
procedencia de la obra, etcétera. En “Monte de Piedad” la intervención se produce en catálogos de
subastas de la famosa empresa Sotheby´s. El velo, que en este caso es papel blanco, silencia ciertos
datos del inventario que obsesionan al coleccionista, evidenciando la necedad del tinglado
especulativo.

El tremendo y defectuoso motor empresarial que hizo estallar la crisis económica en torno a 2008
fue dinamitando lenta e inexorablemente sus pequeños cimientos: los comercios. El principal síntoma de esta defunción se reflejaba en el “vendedor silencioso” o escaparate. Cristina, testigo de ello, toma su cámara fotográfica y retrata esos comercios que han tintado sus cristales con pintura blanca tras haber fracasado, entonces lo que fue vehículo principal de comunicación entre el producto y el cliente pierde su funcionalidad y solo esconde un espacio muerto. De nuevo, la pintura blanca, generando una nebulosa, actúa como el velo que disimula el abandono y la melancolía de un espacio disfuncional ( “Se Traspasa” ). Pero este tipo de espacios también pueden ser estudiados desde un punto de vista más lírico o poético, así lo demuestra la video creación “Nothing Will have Taken Place but the Place” , en la que diversas escenas cinematográficas de distintas épocas se suceden compartiendo de manera clara una misma característica: sus personajes se desenvuelven en espacios donde los objetos han sido cubiertos por grandes sábanas blancas, configurando así una escenografía fantasmagórica y misteriosa que nos conduce hacia lo yermo y congelado, donde la vida lucha por fluir bajo los albos tejidos. El mueble, en este caso, es el reflejo de la energía y la personalidad de sus dueños. Una creación artesanal, con historia y experiencias a sus espaldas, que debe ser protegida para que largas generaciones disfruten de ella. Evidentemente, el intento de protegerlo no es más que el deseo de frenar el tiempo para que no envejezca, y ese es el motivo por el cual el espacio en el que se encuentra se impregna de la inmovilización y el entumecimiento. La fuerza irónica surge cuando la artista, interviniendo unos panfletos de montaje de productos IKEA, dibuja con tinta correctora unas leves sábanas sobre la ilustración del mueble prefabricado, ¿de qué sirve conservar aquello que está hecho para morir?

El protagonismo en la obra de Cristina siempre recae sobre el velo. El velo como pintura que
invisibiliza, como papel que oculta información o como tela blanca. Un velo que produce la
desaparición, generando la intriga en el espectador por la insinuación de las formas que subyacen.
Digna de mencionar es la claridad y seguridad que la joven autora establece en todo momento,
persiguiendo la comprensión conceptual del término “desaparición” y desarrollando con gran
lucidez las ramificaciones que parten de éste.

viernes, 28 de octubre de 2011

ESTAMPA 2011, del Blanco al Negro


IFEMA acoge la feria de arte contemporáneo múltiple “Estampa”, en la que artistas consagrados y
nóveles configuran una muestra heterogénea marcada por el carácter propio e individual de cada
autor.
Del objeto al concepto, de la pintura a la instalación, de la forma a la informa. Esta es la dispar carta
de presentación de la feria de arte múltiple Estampa 2011, una pequeña muestra de las últimas
creaciones artísticas nacionales e internacionales y una atractiva propuesta dirigida a coleccionistas,
aficionados y profesionales del arte.
Las más importantes casas de arte de toda España y el extranjero han participado con energía e
ilusión en este proyecto dirigido por José María de Francisco Guinea, apostando por sus autores
favoritos, a los cuales promueven y acogen durante todo el año a tiempo completo. Esta muestra no
es más que un diminuto ejemplo de la importante labor que llevan a cabo las galerías de arte, siendo
las principales promotoras de las creaciones contemporáneas y haciendo crecer a jovencísimos
artistas que aún no han sido considerados por instituciones de mayor envergadura. Los galeristas
españoles se han plantado con valentía y fuerza frente a los contrariedades económicas y anímicas de nuestros días, manteniendo su nivel de trabajo y apostando por un arte con esencia. De esta forma y como ya había ocurrido en año anteriores, el público ha podido disfrutar de un alto nivel artístico y expositivo. Además Estampa 2011 intentando enriquecer la relación arte-espectador ha completado su programa con actividades de diversa índole como foros de debate, visitas guiadas y talleres para niños.
Una mención especial merece la sección Tentaciones, protagonizada por jóvenes autores que moviéndose en un ámbito muy actual ( video creaciones, instalaciones,...) han sabido reflejar el espíritu de una generación aún imberbe que trae consigo nuevos mensajes y nuevas formas de expresión.
¿Porqué Estampa entre el Blanco y el Negro? Porque las múltiples propuestas han oscilado entre las llamativas pelucas gigantes de Juan, por Dios! hasta la elegancia escultórica de Magdalena f. Merino. La comunicación que establecen con el espectador ambos autores es directa y sencilla pero de antagónica vibración. El joven almeriense Juan Belmonte ha desarrollado una reflexión propia que tiene origen en su estudio/laboratorio de peluquería Juan, por Dios!. Su trabajo establece dos direcciones: el pelo como identificación del individuo y el pelo como protector del mismo. La profundidad de su mensaje supera sin duda alguna la estética propuesta, que puede percibirse como efectista e impactante
a la par que banal y poco esencial. Debemos situarnos en un mundo desolado por la contaminación,
el humo no permite una inhalación corriente y las mascaras anti gas cubren los rostros de miles de personas. Cuando los rasgos humanos han desaparecido a causa de una acción constante
contra la naturaleza, el único identificador de la personalidad es el cabello. En otro terreno se mueven las pelucas gigantes con estructura de medusa madre que evocan por un lado la protección física propuesta por Louise Bourgeois en su araña gigante o “Mamá” y la protección conceptual propuesta por Joseph Beuys en “Silla con grasa”. Tampoco la obra de Magdalena F. Merino pasa desapercibida. Sus pequeñas figuras humanas de bronce y corte clásico se mantienen casi levitando gracias a los basamentos de hierro plenamente integrados en el movimiento. Su complexión es esbelta, atlética y ágil, toda ella puesta al servicio de un mensaje sin grandes pretensiones ni embrollos: el individuo que busca su identidad debe luchar refugiándose en sus recuerdos de infancia, buscando su libertad y persiguiendo sus sueños. La figura humana es la excusa que utiliza Magdalena para desarrollar un concepto universal y casi moralista. Además, destacamos el delicado y minucioso tratamiento de cada pieza que otorga a la obra en conjunto un resultado técnico depurado y elegante.
Entre el Blanco y el Negro encontramos una interesante gama de grises donde se leen los nombres
de Ricardo Calero, Martha Boto o Arnulf Rainer. Todos ellos establecen un estilo tan personal como
inalienable.
Estampa 2011 cierra sus puertas un año más manteniéndose como la segunda feria más importante
de arte contemporáneo en España y demostrando la solidez, profesionalidad y temple de galeristas,
artistas y organizadores.

sábado, 1 de octubre de 2011

Thank you for the music, Mika Taanila


THANK YOU FOR THE MUSIC - A FILM ABOUT MUZAK” de Mika Taanila

De la exposición “La Chanson”. Del 21 de Julio al 13 de Noviembre de 2011. CAAC ( Sevilla)

                                                                                                              Por Regina Pérez Castillo





A Mika Taanila le han bastado tres pequeños monitores de televisión, indiscutiblemente obsoletos, para hacernos reflexionar insinuando los siguientes interrogantes: ¿Qué escuchan ustedes?, ¿Cómo?, ¿Dónde? y ¿Cuándo ? “Thank you for the music- a film about Muzak”, es una video creación que medita acerca del espectacular auge que ha experimentado la música ambiental a partir de los años 30 y del poder encubierto que puede llegar a tener sobre el usuario, es decir, nosotros.

La exposición se compone de tres pequeñas pantallas televisivas con sus respectivos altavoces que en una vetusta calidad emiten diferentes historias con un hilo argumental común: “Muzak” o música ambiental. Esta nueva modalidad sonora nace en los años 30 como idea original de la empresa norteamericana Muzak Corporation, la cual diseñó uno de los productos más innovadores (en el campo de la psicología), sencillos (en el ámbito técnico) y efectivos (a nivel comercial) de los últimos tiempos. Hablamos de la famosa música ambiental o hilo musical que constantemente e involuntariamente escuchamos en cualquier lugar.
Los tres relatos de Taanila parten de dicha materia y se enfocan en tres campos diversos: el Muzak en el cine, el Muzak en el ocio y el Muzak como producto comercial. Parece que en estos tres entornos el producto ha fructificado con especial fuerza. El cine ha dejado en sus manos el cincuenta por ciento de su climax o apogeo y además ha vendido al cinéfilo la idea de que su vida merece tener una banda sonora. Por su parte, el mundo del ocio ha visto en el Muzak un increíble filón comercial convirtiendo la música en una potente arma de sugestión contra el consumidor, el cual puede estar avocado a moverse frenéticamente por una ristra interminable de comercios o por el contrario, pasar toda la tarde clavado en el sillón de un café.
Se despliegan de esta obra dos consideraciones a tener en cuenta. En primer lugar, la nefasta transformación que ha sufrido la música, siendo en un principio considerada Arte y convirtiéndose posteriormente en una estrategia comercial que busca a un consumidor más rápido y agresivo, o lo que es peor, una música decorativa que se ha despojado de toda filosofía y creatividad. Así lo declara el investigador Xavier Chavarria en su artículo “Muzac,la música como una manipulación” refiriéndose al hilo musical como “un magnífico reflejo del empobrecimiento de la conciencia musical de nuestra sociedad, que relega a un valor decorativo o puramente hedonista el arte musical". En segundo lugar, plantear el derecho al silencio. En ningún momento es el ciudadano el que elige si escuchar o no, son las instituciones empresariales quienes vinculan una actividad generalmente económica a la escucha musical, de manera que el consumidor acepta ( en muchas ocasiones a regañadientes) el Muzak a cambio de poder adquirir un artículo o servicio.

Además, en esta obra, la artista reflexiona sobre el llamado “Retrofuturo” ( un tema asiduo en su producción), refiriéndose a aquello que fue diseñado como invento revolucionario para la posterioridad pero que hoy día es “prehistoria”. Este es el motivo por el cual la estética de los monitores y los altavoces es tan anticuada, marcados con el logo de la empresa que estigmatiza al producto.


Las intenciones de Mika Taanila van más allá de las cuatro preguntas iniciales. Como vemos, de sus cuestiones se desgaja una meditación profunda sobre nuestras libertades, las estrategias de manipulación del mercado y el enorme miedo que tiene el ser humano al silencio.

lunes, 4 de julio de 2011

Antoni Tàpies, obra gráfica 1974-1994



                                        Desde el 9 de Junio en la Galería Nuevo Arte (Sevilla)
                                                                                                                  por María Regina Pérez Castillo
                                                        
                                                            “ Caminante son tus huellas
                                                               el camino, y nada mas;
                                                               Caminante no hay camino;
                                                               se hace el camino al andar”
.
                                                                                      
                                                                                                             Antonio Machado
   



Las cicatrices de toda una vida sobre papel, con la fuerza del trazo negro y la configuración de todo un mundo simbólico. Antoni Tàpies ha querido plasmar la rodada de toda una vida como hombre y como
artista, así nos presenta su obra gráfica que es una sincera invitación ancasa, desplegando ante el público todo un cosmos de símbolos cotidianos para él y enigmáticos para nosotros.
El papel se ha plagado de cruces, números, letras y marcas, todos y cada uno de ellos poseedores de un significado especial que el espectador puede intuir.
La distribución de dichos ideogramas es armónica a la par que aleatoria, como si el azar hubiese tendido a la euritmia.
El protagonismo persiste en el gesto y la materia, el gesto como expresión primaria y básica del creador; la materia como un imprescindible componente de la vida humana que en los últimos tiempos ha sido ultrajado y conducido por los caminos de la contención. Esta última idea ha sido una constante en la obra de
Antoni Tàpies desde que el artista descubre el Informalismo en torno a 1951. Su producción, a
partir de este momento, gira en torno a la libertad matérica, la mixtificación técnica y el empleo de
materiales heterogéneos como nueva forma de expresión. Pero en este caso no podemos hablar
propiamente de materia ya que el medio utilizado es el grabado, se ha producido por lo tanto, una
congelación del gesto y sustancia sobre el papel. La idea de la “congelación del gesto” no es nueva,
tiene un claro antecedente: Jasper Jones y su producción de banderas iniciada en 1955. Jones
contradice las teorías de Clement Greenberg al afirmar que el gesto puede no ser fresco e
inmediato. Él lo hace posible gracias a la técnica de la encáustica, es decir, cubriendo con cera la
superficie pictórica de manera que el gesto queda sepultado e inmóvil. Tàpies lo consigue mediante
el grabado, un medio en el que papel y tinta reiteran el carácter bidimensional de la obra.
Dicho carácter también queda acentuado por esos signos que remanecen como huellas o vestigios
configurados a lo largo de la experiencia. Existen múltiples, algunos destacados son: “A. T ”, la
cruz, la silla, el pie,... De todos ellos se ha hablado mucho y diversos expertos en arte han intentado
dar un significado concreto, pero la única certeza que tenemos es que todos ellos son rastros y
estigmas de una personalidad especial, la del artista.
Y de esta forma se produce la invitación, ya que el autor “regala” al público una parte de su
identidad, mejor dicho, de su intimidad, porque nos está permitiendo acceder a un mundo oculto
que solo tiene sentido completo para el artista. El público solo puede hacer cábalas y conjeturas de
lo escrito sobre el papel.
El espectador no debe ser como el flaneur de Baudelaire, el cual observa el trascurrir de la vida en
las calles esperando la punzada de la belleza, sino como el voyeur que mira a través de la rendija
para robar la intimidad de los otros. El artista consiente dicha acción, él mismo nos abre las puertas
de su morada y pone ante nuestros ojos los rastros de su mundología.

jueves, 2 de junio de 2011

Del Barro Nació Loja

             Exposición de cerámica artística en el Pósito de Loja. Del 14 de Abril al 7 de Mayo de 2011.

                                                                                                                por María Regina Pérez Castillo


A veces la artesanía puede convertirse en concepto, es algo arriesgado (sin duda alguna) pero factible. Los alumnos de cerámica artística de la Escuela de Artes de Córdoba han apostado por un proyecto poco convencional pero exitoso. Estos jóvenes han partido de una serie de ideas sencillas: la tierra, el campo, nuestro pueblo, el agua,... términos familiares por nuestro pasado y por nuestra historia. Han sabido confeccionar un lenguaje basado en la cerámica, la esencia del hombre según el Génesis.
Aunque el barro cocido suele dar pie a la creación de piezas artesanales, no es el caso. Aquí predomina la expresión artística. Así, el medio cerámico que no es un habitual en las galerías de Arte Contemporáneo, se abre paso entre la madera, el metal o el tradicional lienzo.
El hombre hace razonable su medio natural, es decir, se desenvuelve en la naturaleza en la que le ha tocado vivir, desarrolla formas de supervivencia en ésta y entiende su entorno de forma definitiva. Esta idea que ya era defendida por los románticos del siglo XIX es plasmada por estos alumnos. Los lojeños conocen bien el trabajo de la tierra, la germinación, el almacenamiento del grano y su finalidad: el pan; viven entre nacimientos de agua, acequias y fuentes; conocen muy bien Los Principios del Conteo porque han visto a sus madres y sus abuelas “espurgando” las lentejas o a sus padres contando las pesetas para un carajillo. Esta exposición ha sabido captar esa esencia compartida, el inconsciente colectivo de un pueblo.
Quizá el espíritu de la colección se encuentre en la Germinación, una obra basada en el florecimiento del fruto. El resultado es bastante sorprendente en composición e idea. Aunque la germinación se produce en el suelo, sobre la tierra, la intención de crecimiento que tiene el fruto se muestra haciendo flotar el cáliz. El espectador ni siquiera reconstruye mentalmente el tallo porque no es necesario. Dentro de las “copas cerámicas” florece una auténtica vegetación que levita sobre nuestras cabezas.
Las últimas tendencias en Arte Contemporáneo se cuelan también en el Pósito. El Video Arte, muy aclamado en el panorama artístico actual, con centro específicos como el Netherlands Media Art Institute, es recogido por Alicia Ruiz en Principios del conteo. La artista seleccionó un espacio estratégico para presentar al público un pequeño film que recrea los movimientos de capital de un lugar a otro. Podemos hablar de dinero, de alimentos o de información ( no es la cuestión), lo interesante es ese trasvase y la infinitud del proceso.
Por otra parte se intenta hacer partícipe al espectador dándole el poder de interacción en el happening 3 Ombligos, que hace referencia a tres caños de agua, los cuales funcionan cuando el espectador coge del suelo una jarra cerámica y vierte su contenido en un pequeño depósito. Así nace el arrullo acuático, un sonido que no nos es ajeno.

Lo que en principio se inicia como un viaje artesanal, se descubre como un trayecto conceptual. Una visita obligada para todos aquellos que quieran abandonarse a la capacidad sugestiva de esta obra sobre nuestra identidad común, el trabajo de la tierra, el producto que subyace en ella y las manos agrietadas.

miércoles, 27 de abril de 2011

Teresa Duclós en Rafael Ortiz

                                                          "Paseos por la Laguna”, Teresa Duclós
                                            En la Galería Rafael Ortiz del 27 de Abril al 10 de Junio de 2011

                                                                                                      por María Regina Pérez Castillo



                                        “Me fui a los bosques porque quería vivir sin prisa.
                                         Quería vivir intensamente y sorberle todo su jugo a la vida.
                                         Abandonar todo lo que no era la vida, para no descubrir,
                                         en el momento de mi muerte, que no había vivido.”

                                         
                                       Henry David Thoreau, Walden, o la vida en los bosques.

Estuvo en los bosques, en frondosos espacios donde perderse cuando uno quiere que nadie lo
encuentre, entonces pintó no solo lo que veía sino lo que sentía cuando veía.
Los espesos paisajes de Teresa Duclós parecen haber sido olvidados por el hombre y el animal,
todavía queda el rastro de la senda que un día trazó alguien, pero ahora solo hay silencio.
Duclós trata la mudez del paisaje de forma singular y diferente, en éstos existe una atmósfera llena de oxígeno, por lo que no se halla la ingravidez de Chirico; son espacios abiertos al cielo o con claros de luz y
sombras, alejándose de los siniestros paisajes de Daniel Gustav Cramer. La cita de Thoreau quizá los defina adecuadamente: espacios que protegen al hombre de todas las banalidades sociales, el punto de partida al que volver cuando la ciencia y la tecnología nos ha cegado demasiado. El boscaje que ampara al
humano. La idea de refugio es favorecida por el espacio envolvente, con líneas de horizonte muy bajas que hacen que el público se sitúe en medio del verdor. De esta forma podemos experimentar el sosiego y la calma de quien estuvo allí. Además, la ubicación de obras similares una junto a otra, donde el pigmento verde es protagonista y se reitera constantemente, acentúa la idea del abrazo. Podríamos decir que en el centro del salón principal de la galería, uno puede mirar a su alrededor e imaginar que aquello es un panorámica de trescientos sesenta grados.
No podemos hablar de un color reinante sino de una tonalidad imperante, ya que la paleta de verdes
se despliega extensamente ante nuestro ojos. Quizá sea más fácil percibirlo si observamos los
espacios de luz y de sombras en los que encontramos diferentes coloraciones. Esta característica se
advierte mejor en las grandes manchas que integradas en la espesura configuran uno de los rasgos
más característicos e interesantes de la exposición. La abstracción está presente en esta producción
de forma evidente. La experiencia que la artista padeció queda plasmada de forma casi inconsciente
en la gama de verdes que utiliza para el follaje de los árboles. Se configuran de esta forma
verdaderas manchas que en un principio representarían el conjunto de las hojas para posteriormente
ser la huella de una vivencia. Hablamos de huella porque hay gesto, personalidad en la pincelada.
De manera que encontramos obras en las que la mitad inferior son senderos y troncos (más o
menos definidos) y la mitad superior es una gran masa verde donde Duclós ha contado una historia.
No es una atmósfera totalmente definida pero el espectador tiene la seguridad de que algo está
escrito, que existe una intención y una necesidad comunicativa fuerte. Las composiciones
paisajistas sitúan al espectador en el centro de una vereda, de un claro en el bosque o frente a un
árbol solitario. La invitación de Teresa Duclós nos aproxima a aquellos lugares donde la afonía de la
civilización es madre y fortuna del hombre.