CERCANÍAS. Rogelio López Cuenca
Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, del 3 de Marzo al 15 de Mayo de 2011
Por María Regina Pérez Castillo
“Con respecto a la auténtica cultura y a la hombría de bien, somos aún esencialmente provincianos
porque no adoramos la verdad sino el reflejo de la verdad; porque estamos pervertidos y limitados
por una devoción exclusiva al negocio y al comercio y a las fábricas y a la agricultura y cosas
semejantes, que son sólo medios y no fines”.
Henry David Thoreau, Desobediencia Civil y otros escritos.
Esto quiere y debe ser una crítica sobre una crítica. Una a través de otra, la que establece contundentemente Rogelio López Cuenca con “Cercanías”.
Cercanías, supongo, por la proximidad de los problemas que emanan de una cultura mal vendida; supongo también, por el falso acercamiento de Occidente a Oriente o por la España de Pandereta y Charanga.
El fundamento de la obra es la venta, el negocio y la especulación que en el último siglo se ha establecido en
torno a la cultura. Ésta como producto, un mero objeto que puede comprarse y venderse cómodamente; y por supuesto, todos los problemas que emanan de ello: inmigración,
corrupción política,… Una forma expositiva directa, impactante y atractiva consigue mantener al espectador
“atado” a la sala, avergonzando tanto al autóctono como al foráneo.
La descomunal sed de beneficio, lucro y ganancia ha encontrado alimento y asilo en la creación de una serie de imágenes facilonas, engendradas en la propia cultura de una comunidad. Estas se reiteran una y otra
vez, se exportan, de forma asequible permanecen en nuestras calles y televisores. Forman parte de
nuestro día a día y lo peor: se exhiben como cohesión social, la identidad de conjunto. Finalmente
esas representaciones se convierten en bandera y estandarte. Los ejemplos que utiliza Rogelio se
alejan de la remanida gitanilla de plástico y el torito sobre el tapete de la abuela. Destacan dos hitos
de la Andalucía Contemporánea: la creación del Museo Picasso en Málaga y la Alhambra.
El primer caso es muestra evidente del negocio que puede generar una institución, la museística. En
Málaga se ha exprimido literalmente la figura de Picasso, un artista que pasó gran parte de su vida
fuera de Málaga (aunque nació en ella). Tiendas de souvenirs, restaurantes y papelerías desechan
sus antiguos rótulos para renombrar con orgullo su comercio. La absurdidad se expande de forma
indómita y es precisamente esto lo que provoca en el espectador el sonrojo, ya que al fin y al cabo
todos hemos sido testigos de un hecho semejante al de Málaga.
La tienda de souvenirs se abalanza ante nosotros como si quisiera golpearnos. Desde que hace unos
años la Alhambra de Granada fue propuesta como séptima maravilla del mundo se intensificó aún
más el carácter Kistch de los pequeños objetos que se vendían a los turistas. En los pequeños
comercios granadinos se mezclaban impunemente lo muslime con lo calé, como si ambos hubieran
convivido en algún momento.
El discurso de la obra que se ha planteado en la sala nos conduce inteligentemente de una tienda de
souvenir arabe-cristiana a la inundación producida por el mundo occidental sobre Oriente.
Otro tema protagonista, el choque cultural que vive Oriente hoy día. La ruidosa invasión que está
llevando a cabo Occidente sobre los pueblos orientales parece enloquecer a una sociedad que
intenta mantenerse firme en sus convicciones religiosas y costumbres. Los habitantes islámicos
asimilan como pueden las píldoras que vienen de Europa y EEUU, la colisión está servida y el
producto puede resultarnos ridículo.
La misma problemática que se expone aquí la plantearon en su día el Equipo Crónica y Eduardo
Arroyo. Mediante el collage, estos artistas componían una divertida imagen en la que se mezclaba
el pasado histórico español ( tan importante para los libros de historia y el régimen Franquista) con
elementos insólitos, infantiles y vanguardistas. En estos momentos ( los años 60) ya se estaba
planteando una reacción lógica frente a la exaltación de ciertos hitos históricos españoles. Esto no
es más que el germen o antecedente directo de la denuncia de Rogelio. Entre “los nietos” de este
movimiento que ya nació en los años 60 no solo encontramos a Rogelio López, también debemos
citar la obra de Valeriano López, titulada “ Granada de Mano”. Siguiendo la misma línea que
Rogelio, Valeriano critica severamente a la recalcitrante sociedad granadina que supone un riesgo
para la evolución natural de la ciudad. Así la granada frutal ( símbolo de la ciudad) se convierte en
una granada de guerra.
No podemos obviar el protagonismo de Andalucía en todo este embrollo. Jesús Rubio Lapaz realiza
un interesante estudio sobre la problemática que vive Andalucía en la actualidad. Según Lapaz la
debilidad de la Andalucía moderna hace complicado deshacerse de los tópicos y tradiciones que
durante años se le han adscrito. El autor añade: “La institución no es capaz de romper con la
tradición y los tópicos, y apoyar claramente la incursión en un contexto más vanguardista”.
Una visita obligada para los de aquí y los de allí. López Cuenca propone una reflexión sobre la
situación de la cultura en la actualidad y sus consumidores… que somos nosotros. Quizá se vean
ustedes reflejados en el espejo del consumo.
Sevilla, 8 de Abril de 2011
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